Cubadata: Los cubanos acentúan su rechazo al régimen, entre la percepción crítica y los factores de cambio.Diario de Cuba.
Cubadata: Los cubanos acentúan su rechazo al régimen, entre la percepción crítica y
los factores de cambio
los factores de cambio
Por Ángeles Rosas
13 de noviembre de 2025

Un 81,9% de encuestados desconfía del Partido Comunista y un 77% rechaza la gestión económica oficial, según un estudio del proyecto.
El estudio de Cubadata "Más allá del miedo. ¿Qué está cambiando cuando nada parece cambiar?", publicado este mes, demuestra con cifras contundentes el deterioro acelerado de la legitimidad del régimen cubano y una clara desafección ante los mecanismos de control político.
En medio de la complejidad que supone obtener información confiable sobre contextos autoritarios y restrictivos, el proyecto independiente analizó los resultados de cinco encuestas realizadas entre septiembre de 2024 y enero de 2025, con una muestra de 1.658 ciudadanos cubanos.
La investigación reveló que el 81,9% de los encuestados siente escepticismo hacia el Partido Comunista y el 77% rechaza abiertamente la gestión económica estatal. Esta desconfianza masiva apunta a la ruptura del contrato de protección y representación entre la ciudadanía y el Estado, y afecta tanto la legitimidad política como la capacidad del Gobierno para garantizar servicios básicos, indicó Cubadata.
El estudio, coordinado por el doctor Arístides Alfredo Vara-Horna, también reveló que solo el 4,7% de los encuestados considera que el de Cuba "es un buen gobierno que lo está haciendo bien", frente a un 26,4% que lo califica como "malo" y un 25,1% que lo considera "pésimo" y cree que "debería cambiarse". Además, un 25,7% afirma que "no cree en absoluto" en el Gobierno actual, lo que significa que tres de cada cuatro ciudadanos expresan altos niveles de desconfianza y desaprobación política.
El descontento se ha intensificado en los últimos meses. El 40,7% de los consultados declara que su opinión sobre el Gobierno ha "empeorado significativamente", un 17,7% que ha "empeorado ligeramente" y solo un 14,5% manifiesta una mejora; el 27% indica que su posición se ha mantenido igual. Este proceso de erosión acelerada está vinculado a eventos recientes que han impactado la vida cotidiana y la percepción política de la población, de acuerdo con Vara-Horna.
Según los resultados, el 71,5% sostiene que el Gobierno limita la libertad de expresión "muchas veces" (27,8%) o "siempre" (43,7%), frente a sólo un 10,2% que considera que esto "nunca" ocurre.
Además, el 58,2% de los encuestados considera que el Gobierno cubano emplea tácticas represivas para mantener el control político. Este porcentaje se desglosa en dos grupos: el 24,9% está "de acuerdo" con esa afirmación y el 33,3% está "totalmente de acuerdo". En cambio, el rechazo a esta idea es menor: solo el 19,4% de los participantes se muestra "totalmente en desacuerdo" con que el Gobierno recurre a la represión como política sistemática.
Así, la represión no se percibe como una excepción, sino como una experiencia extendida y compartida, lo que genera un clima de autocensura y temor que limita la acción colectiva pero potencia la crítica silenciosa, consideró el autor del estudio.
Respecto a los problemas prioritarios, el 63% considera la represión política como un "problema significativo", "uno de los más graves" o directamente "el problema más grave", en contraste con el discurso oficial que lo minimiza o lo justifica en nombre del orden. Apenas el 13,5% no lo considera problemático.
La investigación de Cubadata identificó una disidencia latente que se manifiesta más allá de las acciones públicas, a través de prácticas cotidianas como el humor político, la resignificación del lenguaje oficial, el emprendimiento privado y la solidaridad con presos políticos.
"La protesta no desaparece, sino que cambia de forma y se desplaza hacia el campo de las emociones, las redes familiares y el emprendimiento como vía de autonomía y dignidad", señaló el informe.
Entre los factores que más han influido en el cambio de percepción ciudadana en el último año, el 81,5% mencionó los apagones y la crisis energética, el 74,7% la denominada "Tarea Ordenamiento" y el 55,9% la inversión en hoteles durante la crisis.
Eventos políticos como las protestas y acciones cívicas (20,2%), el encarcelamiento de presos políticos (15,8%) y la censura mediática (14,7%) tienen menos peso, lo que revela la prioridad otorgada a los problemas materiales por encima de los simbólicos o políticos. Solo el 8,7% afirma que su opinión no ha cambiado, lo que demuestra una percepción ciudadana en constante reconfiguración a partir de los hechos del entorno.
La crisis de legitimidad queda así documentada como fenómeno estructural y transversal, donde la ciudadanía recurre a la crítica silenciosa, la autocensura y una subjetividad política que reconfigura los horizontes sociales bajo el peso de la frustración, la indignación moral y la espera tensa.
El estudio de Cubadata "Más allá del miedo. ¿Qué está cambiando cuando nada parece cambiar?", publicado este mes, demuestra con cifras contundentes el deterioro acelerado de la legitimidad del régimen cubano y una clara desafección ante los mecanismos de control político.
En medio de la complejidad que supone obtener información confiable sobre contextos autoritarios y restrictivos, el proyecto independiente analizó los resultados de cinco encuestas realizadas entre septiembre de 2024 y enero de 2025, con una muestra de 1.658 ciudadanos cubanos.
La investigación reveló que el 81,9% de los encuestados siente escepticismo hacia el Partido Comunista y el 77% rechaza abiertamente la gestión económica estatal. Esta desconfianza masiva apunta a la ruptura del contrato de protección y representación entre la ciudadanía y el Estado, y afecta tanto la legitimidad política como la capacidad del Gobierno para garantizar servicios básicos, indicó Cubadata.
El estudio, coordinado por el doctor Arístides Alfredo Vara-Horna, también reveló que solo el 4,7% de los encuestados considera que el de Cuba "es un buen gobierno que lo está haciendo bien", frente a un 26,4% que lo califica como "malo" y un 25,1% que lo considera "pésimo" y cree que "debería cambiarse". Además, un 25,7% afirma que "no cree en absoluto" en el Gobierno actual, lo que significa que tres de cada cuatro ciudadanos expresan altos niveles de desconfianza y desaprobación política.
El descontento se ha intensificado en los últimos meses. El 40,7% de los consultados declara que su opinión sobre el Gobierno ha "empeorado significativamente", un 17,7% que ha "empeorado ligeramente" y solo un 14,5% manifiesta una mejora; el 27% indica que su posición se ha mantenido igual. Este proceso de erosión acelerada está vinculado a eventos recientes que han impactado la vida cotidiana y la percepción política de la población, de acuerdo con Vara-Horna.
Según los resultados, el 71,5% sostiene que el Gobierno limita la libertad de expresión "muchas veces" (27,8%) o "siempre" (43,7%), frente a sólo un 10,2% que considera que esto "nunca" ocurre.
Además, el 58,2% de los encuestados considera que el Gobierno cubano emplea tácticas represivas para mantener el control político. Este porcentaje se desglosa en dos grupos: el 24,9% está "de acuerdo" con esa afirmación y el 33,3% está "totalmente de acuerdo". En cambio, el rechazo a esta idea es menor: solo el 19,4% de los participantes se muestra "totalmente en desacuerdo" con que el Gobierno recurre a la represión como política sistemática.
Así, la represión no se percibe como una excepción, sino como una experiencia extendida y compartida, lo que genera un clima de autocensura y temor que limita la acción colectiva pero potencia la crítica silenciosa, consideró el autor del estudio.
Respecto a los problemas prioritarios, el 63% considera la represión política como un "problema significativo", "uno de los más graves" o directamente "el problema más grave", en contraste con el discurso oficial que lo minimiza o lo justifica en nombre del orden. Apenas el 13,5% no lo considera problemático.
La investigación de Cubadata identificó una disidencia latente que se manifiesta más allá de las acciones públicas, a través de prácticas cotidianas como el humor político, la resignificación del lenguaje oficial, el emprendimiento privado y la solidaridad con presos políticos.
"La protesta no desaparece, sino que cambia de forma y se desplaza hacia el campo de las emociones, las redes familiares y el emprendimiento como vía de autonomía y dignidad", señaló el informe.
Entre los factores que más han influido en el cambio de percepción ciudadana en el último año, el 81,5% mencionó los apagones y la crisis energética, el 74,7% la denominada "Tarea Ordenamiento" y el 55,9% la inversión en hoteles durante la crisis.
Eventos políticos como las protestas y acciones cívicas (20,2%), el encarcelamiento de presos políticos (15,8%) y la censura mediática (14,7%) tienen menos peso, lo que revela la prioridad otorgada a los problemas materiales por encima de los simbólicos o políticos. Solo el 8,7% afirma que su opinión no ha cambiado, lo que demuestra una percepción ciudadana en constante reconfiguración a partir de los hechos del entorno.
La crisis de legitimidad queda así documentada como fenómeno estructural y transversal, donde la ciudadanía recurre a la crítica silenciosa, la autocensura y una subjetividad política que reconfigura los horizontes sociales bajo el peso de la frustración, la indignación moral y la espera tensa.





















