
LOS SICARIOS DE CUBA. Por el Abogado Frank Braña Fernández.
Les dedico estas lĂneas, a mis amigos que todavĂa dirigen la polĂtica cubana,
a mis compañeros de sueños truncados, a la comunidad cubana en el exterior
que se ciega con la necedad de lo perfecto, lo justo y lo utĂłpico que no existe
en la patria.
Abogado Frank Braña FernĂĄndez.- Muchas veces al escribir u opinar sobre Cuba y su polĂtica refiero lo peligroso del asunto; la isla siempre ha estado envuelta en todos los conflictos polĂticos â sociales desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad en AmĂ©rica y en mĂșltiples ocasiones su sombra a trascendido a otros continentesâ.
Mientras el mundo se debate cĂclicamente entre la izquierda y la derecha como tendencias para obtener el poder y en lo religioso los dogmas tratan de captar fieles; Cuba involuciona en el tiempo aferrada a una polĂtica oficial de falso laicismo que coquetea a conveniencia con los credos y un rĂ©gimen sin ideologĂa que usurpa al pensamiento martiano y al mismĂsimo socialismo marxista-leninista.
Para nadie es un secreto, incluso para sus propios amigos, que el estado fallido se aferrara al poder y solo la hoy cuasi imposible unidad de todos los cubanos bajo el precepto martiano âCon todos, y para el bien de todosâ permitirĂĄ volver a encausar al paĂs en los senderos de la democracia, la libertad y vida plena.
Cierto que el libre albedrĂo nos da la habilidad y el poder de decidir libremente y voluntariamente nuestras preferencias polĂticas, pero resulta triste y a la vez me anima â conociendo los antecedentes antes mencionadosâ a reflexionar y soñar con que estas letras llegan a algĂșn rincĂłn de las almas que siendo cubanas, aun desde la orilla externa defienden, justifican o ignoran lo que sucede en su patria. Me apena cuando veo tantas discusiones sobre polĂtica y candidatos en las naciones donde viven y olvidan que en su terruño solo existe uno; cuando hablan de un bloqueo inexistente pues los productos cubanos se venden en el mundo y las vitrinas de las tiendas del paĂs con precios en una divisa que no se gana, exhiben mercancĂas solo alcanzables para un Ănfimo nĂșmero de ciudadanos cubanos que como generalidad reciben remesas.
Tal vez he perdido la capacidad de anĂĄlisis, pero me pregunto por quĂ© para Cuba los rĂos congelados de CanadĂĄ no permiten que el pueblo coma chicharos pero en las perchas de otros paĂses no falta el producto; por quĂ© en una isla bendecida por el Caribe no hay peces mientras en los paĂses andinos se puede degustar un pescado a cientos de kilĂłmetros de la costa.
Sin dudas el miedo de muchos dirigentes a perder sus prerrogativas, el experimento ideolĂłgico; que sĂ ha funcionado; de que una mentira repetida muchas veces se convierte en realidad, sumado al chovinismo revolucionario de la resistencia ante enemigos bĂblicos; tiene en el rĂ©gimen cubano su mejor arma.
Recuerdo cuando en mĂĄs de una sobremesa un hoy viceprimer ministro hablaba de desarrollo tecnolĂłgico, de construir y de brindar opciones de alimentaciĂłn y servicios a la poblaciĂłn; hoy increĂblemente de palmiche y de criar cada cual los peces que comerĂĄ. Es increĂble como en tertulias entre tiempos el actual vicepresidente del paĂs nos enseñaba que el bloqueo era interno, que era la justificaciĂłn de la ineficiencia.
Si todos los hijos de la Virgen de la Caridad, de OchĂșn, los descendientes de Maceo, de Agramonte o de MartĂ; no importa la religiĂłn que profese, si se siente a la derecha o a la izquierda o con que personaje histĂłrico se identifica; todos hijos de Cuba pensamos menos en nosotros, podemos lograr los cambios que las generaciones actuales y futuras claman a gritos.