
PASIÓN POR EL SOCIALISMO, LA NUEVA ENFERMEDAD. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.
Pretender retornar a la implantación de un modelo económico desastroso que los llevó a una verdadera debacle sería hacer resistencia a ese devenir dialéctico, devenir que el hombre no puede detener jamás porque se negaría a sí mismo.
Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- La idea de que creer, simpatizar o afiliarse a movimientos de la izquierda – ya sean los extremistas radicales del comunismo actual, los socialistas, o cualquiera de los que se hacen llamar progresistas– es una enfermedad mental se hace mucho más popular en estos días, toda vez que el recién electo presidente de Argentina, Javier Milei, un populista de derecha, en algún momento antes de su elección defendiera dicha hipótesis.
No hay que acudir a las concepciones de Milei para darse cuenta de la realidad de este fenómeno social, devenido en enfermedad mortal, consistente en defender a capa y espada un sistema sociopolítico y modelo económico tan disparatado como este engendro carente de sentido. El devenir histórico demuestra lo inadmisible de cualquier tipo de retroceso. Esto negaría hasta las propias leyes de la dialéctica que, se supone, esbozaron en el pasado reciente Karl Marx y Federico Engels; pero aún más, negaría uno de los más extraordinarios postulados filosóficos que se hayan formulado en la historia del pensamiento.
Me refiero a la teoría del devenir que sabiamente estableció en el pasado Heráclito. Según el filósofo griego, el devenir es la sustancia del ser: todo está sujeto al tiempo y al continuo cambio, algo que más tarde, muy distante en el tiempo, perfeccionó el más grande de los filósofos, que como ya sabéis no es Marx sino Hegel. Hegel analizó el devenir considerando que la realidad no es estática, sino que deviene a partir de la dialéctica.
¿A dónde quiero llegar? Muy fácil. Los sucesos ocurridos hace unas décadas en Europa del Este y parte de la Oriental, así como en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, que llevaron al derrocamiento definitivo del comunismo en esta extensa región del mundo, son un ejemplo arquetípico de esa teoría del devenir aplicado al terreno de lo social y de lo político. Estas naciones jamás han pretendido retornar al pasado de esclavitud, de miseria, de terror y de persecución que experimentaron bajo el yugo tiránico de las dictaduras comunistas.
Pretender retornar a la implantación de un modelo económico desastroso que los llevó a una verdadera debacle sería hacer resistencia a ese devenir dialéctico, devenir que el hombre no puede detener jamás porque no solo negaría la evolución, sino que se negaría a sí mismo.
Sin duda, aquellos defensores del comunismo que intentan mantenerlo vivo en el mundo, y lo peor, expandirlo por el planeta, aun conociendo – se supone que lo conozcan– la historia reciente de la Europa del Este y Oriental, están muy enfermos de sus mentes. De ahí que la idea que por estos días se hace "viral" a partir de las declaraciones del excéntrico presidente de Argentina – lo de la excentricidad no lo digo de manera despectiva, ni para causar polémica; sino porque es una realidad–, no sea tan descabellada como se pudiera pensar o creer.
Las pruebas son más que suficientes para demostrar la ineficacia de lo que Karl Marx, en medio de su enajenación y aferrado a su acérrimo materialismo, trató de defender en sus sendos tratados de economía política y sus múltiples panfletos carentes de sentido y de aplicabilidad en el orden práctico. En estas naciones los presidentes se perpetuaron en el poder durante décadas, se modificaron las leyes del Estado y del Gobierno para justificar la inexistencia de verdaderas elecciones democráticas, se crearon mecanismos de control generalizado aplicables a toda la población para lograr su total dominio. Una sola forma de pensamiento, una modalidad única de gobierno, entre otros tantos elementos conocidos en todas partes del mundo a partir de la divulgación de todo lo que permaneció en silencio total durante los duros años del comunismo de la URSS y de Europa Oriental y del Este.
¿Cómo es posible que ciertos grupúsculos de izquierda pretendan defender las ideas de tipo socialistas marxistas en el contexto histórico del actual siglo XXI? Solo es justificable si tenemos en cuenta la idea del presidente argentino respecto a su concepto de enfermedad mental, algo que, quien escribe estas líneas y que no se parece en nada al líder argentino – excepto en la postura política de derecha y de luchar a mi manera contra el comunismo– ya había tratado mucho antes de que se hiciera famoso dicho personaje. Los interesados podéis analizar mis escritos publicados en 2017 donde expongo por primera vez lo que llamé Estatismo Mental Inducido, algo así como esa enfermedad mental que es la creencia en el comunismo, a la que hace mención Milei en nuestros días.
Como soy un defensor de la seriedad y el rigor de lo que se comenta o escribe, me he dedicado no solo a analizar lo que dicen los nuevos defensores del socialismo; sino a observar su aspecto, su gestualidad, su forma de vestir, de andar, de aparecer en público, etc. Para esto nada mejor que centrar mi atención en la gentuza de la izquierda de España, país donde vivo actualmente. Aquí podéis encontrar todas las reminiscencias de la gandofia – basura o porquería según el Diccionario de Americanismos– más denigrante.
Los actuales simpatizantes del socialismo no suelen emplear el término marxista en su amplio sentido conceptual. Ellos han preferido esconderse un tanto bajo la sombra del enorme árbol donde todo cabe y que han llamado progresismo; aunque los hay más radicales y extremistas que no ocultan su enfermiza admiración por el autor de El Capital. Este es el caso de una de las peores políticas españolas del momento: Yolanda Díaz, alguien que llegó al poder a pesar de su procedencia del Partido Comunista de España.
La señora Díaz dice ser la autora del ridículo prólogo a la más reciente edición de El Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, en España. Creo que esto per se dice mucho acerca del peligro que representa esta mujer para la estabilidad política de la nación española. No olvidemos que fue la escogida por el traidor presidente, Pedro Sánchez, para entrevistarse con Puigdemont, un prófugo de la justicia de España, en las negociaciones para lograr la investidura del socialista Sánchez; aunque, como es de suponer, lo han negado desde siempre al afirmar que se trató de una gestión del movimiento político que representa (Sumar) y no una orden del gobierno.
Otros se declaran defensores de las dictaduras comunistas de América Latina, del régimen de Vladimir Putin, de los crímenes de Hamás, y de todo aquello que se oponga al verdadero progreso que presupone la existencia innegable de ese devenir que el filósofo Heráclito describió como nadie y que esta gentuza intenta burlar.
Estos progres tienen entre sus preceptos la defensa del feminismo, del ambientalismo, de las comunidades LGTB, etc. Desde su aparente simpatía los hacen eco de sus estrafalarias hipótesis acerca del futuro de la humanidad, de los temas de igualdad de género, de la destrucción del plañera ante el famoso “cambio climático”, amén de las tonterías del llamado lenguaje inclusivo, de las ayudas para los jóvenes vagos e incapaces y un amplio etcétera que haría interminables estas palabras. Ellos son, además de enfermos mentales, expertos en manipular a las masas ignorantes, a los desposeídos, a los marginados y delincuentes, etc.
En fin, estamos ante la amenaza de un grupo de enfermos de comunistofilia, de desvergonzados, de traidores, de golpistas, de criminales y aberrados que intentan, a cualquier precio, mantener viva la llama del peor sistema sociopolítico que ha existido en la faz de la tierra: el socialismo marxista.
Impedirlo, también cueste lo que cueste, es nuestro deber.
Detener la terrible enfermedad que nos azota por doquier debe ser nuestra prioridad.
El socialismo ha muerto y no puede resucitar. Estos tarados no pueden negar el DEVENIR histórico y sociopolítico. Su negación implicaría la negación del DEVENIR FILOSÓFICO Y ESTO YA SIGNIFICA PALABRAS MAYORES.