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El Parlamento boliviano simboliza el cambio: el MAS apenas tendrá un diputado. Diario de Cuba.

El Parlamento boliviano simboliza el cambio: el MAS apenas tendrá un diputado
2 de septiembre de 2025

Cámara del Senado de Bolivia Senado de Bolivia

Bolivia ha vivido un histórico punto de inflexión en su vida política, más allá de lo que finalmente ocurra en el balotaje presidencial del 19 de octubre.

Los resultados publicados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia confirman el colapso del Movimiento al Socialismo (MAS), cuya figura emblemática por más de dos décadas fue Evo Morales. Este partido de izquierdas y apoyado por sectores campesinos e indígenas, quedó reducido a apenas una diputación en la próxima legislatura (2025-2030).

El nuevo panorama parlamentario, liderado por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y la Alianza Libre, simboliza el fin de una era de hegemonía izquierdista y el inicio de un capítulo político dominado por fuerzas de centro y conservadoras, teniendo como telón de fondo una aguda crisis económica y social, que la ciudadanía adjudica al periodo presidencial de Luis Arce (2020-2025), también del MAS y otrora mano derecha de Morales, largamente en la gestión de las finanzas públicas.

El cómputo oficial del TSE revela una distribución sin precedentes en la Asamblea Legislativa, que consta de 36 senadores y 130 diputados. El PDC, liderado por el candidato presidencial Rodrigo Paz Pereira, se posiciona como la primera fuerza con 70 legisladores: 16 senadores y 54 diputados. En segundo lugar se ha posicionado Alianza Libre, encabezada por el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga, con 53 representantes: 12 senadores y 41 diputados.

El empresario Samuel Doria Medina, quien al conocer los resultados el pasado 17 de agosto inmediatamente anunció su respaldo a Paz Pereira para el balotaje, tendrá un rol importante en el Congreso bicameral de Bolivia, ya que su Alianza Unidad obtuvo 35 escaños, contando 7 senadores y 28 diputados.

La gran decepción de la apuesta de una renovación de la izquierda boliviana ha sido Andrónico Rodríguez, actual presidente de la saliente Cámara de Senadores y otrora delfín político de Evo Morales. Rodríguez quedó en un distante cuarto lugar en las votaciones presidenciales y su Alianza Popular se hizo de ocho diputaciones, sin ninguna representación en la Cámara Alta.

El MAS, que en los últimos años estuvo en el centro de una encarnizada disputa entre Morales y Arce, quedó reducido a apenas una diputación, una caída estrepitosa y simbólica, desde los 96 escaños que ostentaba en 2020, cuando fue electo Arce, entonces presentado como heredero de político de Morales.

Este resultado refleja un giro histórico: por primera vez desde 2002, el centro y los factores conservadores dominan abrumadoramente el Legislativo, dejando a la izquierda con una representación testimonial. Con estos resultados se confirma el fin del MAS, al menos en su expresión parlamentaria.

La debacle del MAS es un reflejo de su fractura interna y del desgaste acumulado tras casi dos décadas en el poder. La inhabilitación de Morales para postularse en 2025, confirmada por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) mediante sentencia que prohíbe más de dos mandatos, sean consecutivos o no, fue un golpe crítico para el exgobernante, un abierto simpatizante de Fidel Castro (Cuba) y Hugo Chávez (Venezuela).

Aunque no todos los votos nulos se le pueden achacar a Morales, su llamado a votar nulo elevó esta expresión a 19,4% de sufragios inválidos, lo que evidencia su influencia limitada, así como su incapacidad para canalizar ese apoyo en una fuerza política competitiva, eventualmente uniéndose de nuevo al MAS que quedó bajo control de Arce.

Tras ser el cerebro económico mientras Evo Morales fue presidente (2006-2019), desde su presidencia propia Luis Arce enfrentó una creciente impopularidad debido a una crisis económica sin precedentes, con una inflación interanual cercana al 25%, escasez de dólares y combustibles, y un agotamiento de las reservas internacionales. Su decisión de no buscar la reelección y respaldar a Eduardo del Castillo, quien obtuvo solo un 3,1% de los votos presidenciales, reflejó su desconexión con el electorado.

Tras años de estatismo y políticas de subsidios, presentadas como una redistribución de la renta, pero usadas también como mecanismo de control sobre la población más pobre, las dos opciones principales, el PDC y Alianza Libre coinciden en proponer —con matices— apertura económica, reducción de subsidios y modernización del Estado.

Rodrigo Paz Pereira, quien sorprendió al liderar la primera vuelta presidencial con un 32,2%, representa un perfil moderado de centro, mientras que Tuto Quiroga, con un 26,9%, encarna una posición más crítica del "evismo" con propuestas más liberales y de reducción del Estado.

Las encuestas previas al balotaje indican una contienda reñida entre Paz y Quiroga. Según un sondeo de Ipsos Ciesmori publicado el 25 de agosto, Paz lidera con un 48% de intención de voto frente al 42% de Quiroga, con un 10% de indecisos. La clave, según apuntan analistas, estará en la capacidad de Paz para consolidar el apoyo de Samuel Doria Medina en el balotaje previsto para el 19 de octubre.

El analista político Marcelo Arequipa, en una columna publicada en el diario Página Siete, argumenta que el colapso del MAS es el resultado de un liderazgo autorreferencial y de la incapacidad de Morales y Arce para adaptarse a un contexto de crisis.

"Morales se aferró a un proyecto personalista, mientras que Arce, con una gestión económica errática, no supo articular una visión que renovara la confianza en el MAS. Su enfrentamiento mutuo fue suicida para el partido", señala Arequipa.

Por su parte, la socióloga María Teresa Zegada, entrevistada por el impreso El Deber, destaca que el nuevo mapa parlamentario evidencia una crisis de representación en Bolivia. "El MAS perdió su conexión con las bases populares al priorizar disputas de poder entre Morales y Arce, quienes subestimaron el impacto de la crisis económica en el electorado”, apunta Zegada.

Aún antes de definir en las urnas quién ocupará la jefatura de Estado para los próximos cinco años, Bolivia vive desde ya un cambio de época que se evidencia en la composición que tendrá su Parlamento.

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