
La Policía hace pasar a Jorge Fernández Era por loco y drogadicto tras torturarlo. Diario de Cuba.
La Policía hace pasar a Jorge Fernández Era por loco y drogadicto tras torturarlo
19 de agosto de 2025

Corte en la piel de la muñeca de Fernández Era provocado por las esposas.
'Si algo queda 'certificado' con cuño indeleble es que el fascismo hace mucho traspasó nuestras puertas', señala el escritor cubano.
El escritor Jorge Fernández Era denunció una detención arbitraria a manos de la Policía y la Seguridad del Estado del régimen de Cuba el lunes 18 de agosto, durante la cual sus captores lo hicieron pasar por loco y drogadicto mientras lo sometían a diversas formas de tortura y maltrato.
Fernández Era, quien fue arrestado también hace un mes, ocasión en que recibió una golpiza a manos de agentes de la policía política mientras era interrogado, salió de su casa el lunes para manifestarse pacíficamente, como hace todos los días 18, en el Parque Central de La Habana.
Según la narración de los hechos que hizo pública este martes, en vez de someterlo a vigilancia policial frente a su vivienda, como siempre hace el aparato represivo, esta vez fue interceptado a tres cuadras por un auto patrullero con dos uniformados y un agente de la Seguridad del Estado, mientras el "teniente coronel Yoan, en su moto, estaba cerca".
"Por supuesto, nunca tuvieron la honradez de aceptar que venían por mí. El procedimiento de 'rutina' (solicitar el carnet de identidad), y mi cuestionamiento de por qué requerían este, fueron la justificación para que se me introdujera a la fuerza en el automóvil. Prometí que esta vez gritaría, comencé a cumplirlo desde el propio secuestro. Los vecinos de la zona pueden dar fe de que oyeron: '¡Me nombro Jorge Fernández Era! ¡Se me está deteniendo ilegalmente! ¡No he cometido delito alguno!'. De más agregar que un sujeto tan peligroso debía ser esposado", narró.
Fernández Era señaló que permaneció entonando el himno nacional cubano y canciones "de Silvio, Pablo y Carlos Varela. En la calle Serrano y Santa Emilia se acercó Yoan a impartirle instrucciones al chofer. Le grité estentóreamente que era un HP".
"No privé de dicho calificativo a los demás agentes del DSE, incluso cuando los tuve en el asiento trasero, escoltando ambos flancos de mi anatomía, y agregué los de 'sin casa', esbirros, sicarios y otros que por pudor omito. La lógica indicaba que, si eran consecuentes con la golpiza del 18 de julio por el hecho de nombrarlos cínicos y fascistas, esta vez me hicieran picadillo; pero, para bien de mi sistema inmunológico, quedó claro que tenían la orden (prueba de la 'extraordinaria dulzura, generosidad, humanidad de la Policía y la Seguridad en este país') de no tocarme".
El escritor señaló que de las seis horas y media en que estuvo detenido "casi la mitad me tuvieron retenido bajo el sol dentro del vehículo", en una práctica conocida como "patrulla horno", que usa el aparato represivo para torturar.
"No fue lo peor: tras llegar a la unidad de la Policía de Infanta y Manglar (la séptima del tour represivo) y las evidentes discusiones de Yoan buscando con sus jefes opciones con qué equilibrar la ausencia de gaznatones, me trasladaron al policlínico Girón, en la calle Amenidad, y me condujeron a la fuerza hacia el Cuerpo de Guardia (otro logro indiscutible del sistema de salud cubano). Objetivo: hacerme un 'certificado de lesiones'", añadió.
"Fue tal el escándalo que armé, que el doctor, muy asustado, alegó finalmente que le era imposible hacérmelo, porque no contaba con modelos para ello. En el hospital Miguel Enríquez parece que sí había, pues hacia allá me trasladaron. Esta vez me mantuvieron en el carro. Un doctor de algún país latinoamericano se acercó a dos metros y me preguntó si tenía alguna lesión. Luego el policía de guardia del centro hospitalario se acercó más y me pidió el carnet de identidad. Lo responsabilicé con lo que pudiera pasarme si se hacía cómplice de expedir un certificado de lesiones antes de que estas fueran ocasionadas y sin la anuencia del afectado. Aun así, los oficiales de la Seguridad, junto al uniformado y al médico, se metieron como media hora allá dentro tramando no sé qué cosa, pues nunca se me enseñó el documento".
Señala Fernández Era que, aunque no recibió otra golpiza, "me apretaron tanto la esposa izquierda que me produjeron (adjunto fotos) una herida sangrante en la muñeca. A ver, defensores a ultranza de la 'legalidad socialista', ¿no es esto también tortura?"
"En el tiempo en que duró la 'atención hospitalaria', el agente Evelio mencionó, para explicar mis gritos, que yo estaba 'loco' o 'bajo los efectos del químico'. ¿Les es difícil imaginar a los guardianes de la 'inmaculada sociedad que construimos' que el posterior escenario de esta preocupación por mi estado de salud podría ser un ingreso en Mazorra, la aplicación de cualquier droga y posterior filmación de mis desvaríos, o una llamada a mi esposa para decirle que un desconocido que se dio a la fuga ('sobre el cual, téngalo por seguro, recaerá todo el peso de la ley') me propinó varias puñaladas que me produjeron la muerte?", advirtió.
El escritor denunció que nunca los agentes le devolvieron su documento de identificación. "Ya aparecerá en alguna escena del crimen, para incriminarme como autor de una matanza ilegal de ganado, un robo con violencia o un sabotaje contra instituciones públicas", alertó.
"Para no hacer demasiado largo mi relato, agrego que me tocó ayer la correspondiente cuota de calabozo junto a otros tres detenidos, y que el instructor penal de esa unidad me anunció que se me imputaba un delito de 'Resistencia' (no aclaró si creativa) y una medida cautelar de reclusión domiciliaria. '¿Otra? —pregunté— ¡Pero si cumplo desde abril de 2023 una que, según ustedes, la Seguridad y la Fiscalía, no ha caducado!'. Declara el susodicho que es legal lo de 'repite y pon reclusión'. Tendré, para no faltar a las dos, que encerrarme en la mitad del apartamento un día y al siguiente en la otra", volvió a ironizar.
Fernández Era advirtió que además fue grabado en video por los agentes durante parte de su detención arbitraria. Y añadió: "Espero les quede claro que estos sucesos que narro son más graves que el daño físico que me causaron el mes pasado. Si algo queda 'certificado' con cuño indeleble es que el fascismo hace mucho traspasó nuestras puertas".
El 18 de agosto, activistas y ciudadanos cubanos como Alina Bárbara López Hernández, Jenny Pantoja, Miryorli García, Andrés Dovale y Mabel Melo, entre otros, se manifestaron pacíficamente en parques y plazas del país exigiendo una Asamblea Nacional Constituyente elegida democráticamente para redactar una nueva Constitución; que el Estado no se desentienda de la crítica situación de ancianos, jubilados, pensionados y familias que están en pobreza extrema; libertad para los presos políticos sin exilio obligatorio; el cese del hostigamiento a las personas que ejercen su libertad de expresión, y de la violencia física contra personas bajo un proceso investigativo o cumpliendo una condena.