GENOCIDIO, UN CONCEPTO MUY DE MODA EN EL LENGUAJE DE LOS PROGRES. Por el Doctor Alberto Roteta Dorado.

Foto DEBAJO- Si de genocidios se trata, sin duda, el sufrido en el seno de las comunidades judías de Europa durante la segunda guerra mundial es el paradigma. Sinagoga Pinkas. Praga. El testimonio de la persecución, marginación e intentos de exterminio de la comunidad judía. (Foto del autor)

Doctor Alberto Roteta Dorado.- Santa Cruz de Tenerife. España.- La definición conceptual de genocidio es demasiado amplia, lo que permite forzar su delimitación para poner en dicha categoría numerosas acciones destructivas – algunas sin estar suficientemente documentadas desde el punto de vista teórico– contra determinados grupos poblacionales. Tal vez la dimensión de la conceptualización permite incluir acciones de guerra en dicha categoría, aún, cuando no están justificadas para ser admitidas en la categoría de genocidio.
Recomiendo el estudio detallado de numerosos aspectos referentes a conceptos como: genocidio, holocausto, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, entre otros, antes de afirmar o negar rotundamente lo que en sí es un genocidio.
No toda matanza de grupos humanos es un genocidio, aún, cuando se trate de cifras escalofriantes. No todas las bajas de una guerra, por muy numerosas que sean, se pueden considerar indistintamente crímenes de guerra, genocidios o crímenes de lesa humanidad. Las grandes pérdidas de civiles en medio de un conflicto bélico tampoco pueden incluirse en el gran "saco" – muy de moda en estos días– al que algunos, sin conocimiento de causa, llaman forzosamente genocidio.
Cuando digo recomiendo estudiar estos aspectos, como es lógico, me refiero a aquellos que tienen la capacidad intelectual y el don de la mente reflexiva para poder hacerlo. De ahí que, esta recomendación no es aplicable a las "masas" que en medio de una histeria cuasi colectiva se han convertido, de un día para otro, en los mayores defensores de la causa palestina a pesar de no tener la mínima idea de los orígenes, los antecedentes históricos, los conflictos éticos, filosóficos y religiosos que han dado lugar a una rivalidad, devenida en constantes enfrentamientos a través de varias décadas – por solo hacer mención del conflicto del presente–.
Los vándalos, tarados, violentos, feministas, ecologistas, medioambientalistas, LGTBIQ++, Podemitas, progres y un largo etcétera, carecen de esa capacidad reflexiva y poder analítico al que me referí antes. De ahí que estos grupos – demasiado interesados en el protagonismo, el enfrentamiento mediante la violencia y la tergiversación de los acontecimientos; y muy poco por el sufrimiento humano que presupone cualquier guerra– acudan a la violencia como método de barricada "progresista" en defensa de algo que, al final, no saben por qué defienden. Alguien les ha dicho que hay que hacerlo y ellos, siempre dispuestos, aceptan el reto, lo que les hace sentir bien, toda vez que logran un aparente protagonismo que jamás alcanzarían de otra manera.
Resulta llamativo que los propalestinos sean, sin exclusión, representantes de la izquierda "progresista". Hasta donde he podido llegar no me he encontrado con defensores de la causa palestina que sean de movimientos de derecha o, al menos, de centroderecha. Esto demuestra el carácter sectario de los que han protagonizado las famosas protestas que han tenido lugar en varios países europeos como Reino Unido, Francia, Italia, Irlanda y de manera muy especial y particular en España, nación donde se ha llegado a la obsesión y al delirio. Lamentablemente dichas acciones han sido, y siguen siendo, a pesar de la aparente calma después de tanto furor, alentadas por su gobierno socialista. Recordemos que, por desgracia, en este país hay un número considerable de personas simpatizantes, defensoras, seguidoras y fanatizadas con la temeraria izquierda; aunque, por suerte, para la nación ibérica y para el mundo, hay un despertar de miles de jóvenes defensores de los valores morales y espirituales españoles, todos de posición de derecha, los que protagonizan marchas y grandes tenidas pacíficas, a diferencia de los actos violentos de la extrema izquierda que han alcanzado su cénit con múltiples enfrentamientos, agresiones y vandalizaciones.
Imagen DEBAJO- La sinagoga Klaus y Sala Ceremonial en el barrio judío de Praga. El edificio actual es posterior al incendio de 1689 y era utilizada como templo y sede de la Sociedad Funeraria Judía. Actualmente se muestra como museo para que la humanidad del presente conozca el sufrimiento de las comunidades judías, víctimas de un verdadero genocidio, en el mundo, y de manera particular, de la República Checa. (Foto tomada por el autor)

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Solo hay que ver el aspecto de los manifestantes para saber su condición. Están siempre presentes los prototipos más representativos de todas las excentricidades del momento, incluidos los que se identifican como animales (perros y gatos), los géneros fluidos y similares aberraciones de los fanáticos del sexo, los semianalfabetos que asistieron sin comprender en sí el significado de lo que hacían, los sectarios del progresismo, pero de manera muy significativa los violentos y delincuentes de la sociedad, estos últimos dispuestos a todo, de enfrentarse y de atacar a los miembros de la policía y del ejército, a destruir todo lo que por su camino se encontraran, de provocar y agredir a aquellos que no comparten la idea del supuesto genocidio o los que defendemos la postura de Israel y estamos contra el terrorismo de Hamás.
Otro punto importante que merece ser comentado es el relacionado con las instituciones y organismos internaciones que se han encargado de incluir el problema de Gaza en la categoría de genocidio. Hay que analizar detenidamente las características que en el presente comparten grupos como The Independent International Commission of Inquiry on the Occupied Palestinian Territory, including East Jerusalem, and Israel, Amnistía Internacional, la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU, etc. Todas están penetradas por el devastador efecto de una izquierda que utiliza y expande sus terroríficos tentáculos por doquier. Amnistía Internacional – muy influenciada por el feminismo, el progresismo, el inclusivismo y otras metrallas, algo que resulta evidente si se consultan y analizan sus estatutos y objetivos–, así como la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre el Territorio Palestino Ocupado, son los que han determinado la inclusión del conflicto palestino de Gaza como genocidio.
Es cierto que hay miles de palestinos muertos, incluidos niños; pero también es cierto que sobre la matanza provocada por el grupo terrorista Hamás, con el que la izquierda tiene estrechos lazos de conexión, y sobre todas las cosas identidad por sus acciones temerarias, se guarda un total silencio. Es como si no hubiera existido, o lo peor, como si Israel lo hubiera merecido, algo que también la izquierda maneja y hasta ciertos directivos políticos han utilizado la temible frase "desde el río hasta el mar" como estandarte antisemítico contra el pueblo de Israel. Sobre este infausto momento en que perdieron sus vidas miles de jóvenes israelitas por acciones terroristas de Hamás no se organizan marchas de protesta. Hemos de considerar que se trata de una acción deliberada contra un grupo étnico específico que a través de la historia ha sufrido el desprecio, la marginación, la expulsión de territorios, amén de la matanza colectiva.
Entonces: ¿el genocidio se limita a atacar a Israel por su defensa contra los terroristas de Hamás en Gaza? ¿No reúne los elementos suficientes para incluir la matanza deliberada contra un grupo considerable de judíos los actos protagonizados por Hamás el 7 de octubre de 2023? Téngase presente que, en 1946, en la primera sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas se adoptó una resolución que afirmaba que el genocidio era un crimen internacional:
"El genocidio es una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros, de la misma manera que el homicidio es la negación a un individuo humano del derecho a vivir; tal negación del derecho a la existencia conmueve la conciencia humana, causa una gran pérdida a la humanidad en el aspecto cultural y otras contribuciones representadas por estos grupos humanos, y es contraria a la ley moral y al espíritu y objetivos de las Naciones Unidas" (Naciones Unidas: Resolución 96(I), 11 de diciembre de 1946).
Imagen DEBAJO- La Sinagoga Pinkas, en el antiguo barrio judío de Praga, es un monumento en homenaje a todas las víctimas checas del Holocausto, cuyos nombres (casi 80.000) cubren las paredes convirtiendo el lugar en el epitafio más largo del mundo. La población judía de Praga fue brutalmente perseguida, deportada y finalmente exterminada durante la Segunda Guerra Mundial. (Foto tomada por el autor)

Pero ya sabéis que los propalestina hacen una apropiación de lo que les conviene de dicha resolución – si es que la conocen, algo que pongo en duda teniendo en cuenta las valoraciones que hice al inicio de este escrito sobre la capacidad intelectual y la carencia del análisis reflexivo de los progres violentos que han protagonizado las marchas que han tenido lugar hace poco en varias naciones del mundo–. Cuando pronuncian la frase citada antes, que hace referencia al Jordán y al Mediterráneo –"desde el río hasta el mar"–, están invocando esa "negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros", o sea, al pueblo judío, al pueblo de Israel, lo que los hace copartícipes y cómplices de un acontecimiento que se debe incluir en la lista de genocidio, si se acude a la idea de tratarse de una acción deliberada contra un grupo étnico específico por pate de un grupo reconocido como terrorista.
El 7 de octubre marcó un antes y un después en la historia de Israel y del mundo, acontecimiento que ha pasado a los anales históricos de la gran nación escogida – "lumbre para ser revelada a los gentiles y para la gloria de tu pueblo Israel"– como el mayor ataque sufrido en los últimos tiempos en la tierra israelí. La entrada de 2.000 terroristas para iniciar sus acciones y cometer tropelías contra la población civil debe ser considerado y reevaluado en su real dimensión. Recordemos que unas 1.400 personas de diferentes países fueron asesinadas durante 24 horas y se secuestró a 252, llevadas a Gaza ese mismo día, las que han sufrido infinitas torturas y maltratos de todo tipo. Lo peor, Hamás se aseguró de que las barbaridades que cometió se filmaran y se difundieran para originar el terror en la población.
Sin embargo, todo esto se ha minimizado por parte de la izquierda radical empeñada en tergiversar la historia del mundo. Solo se hace referencia a los efectos de la guerra desde la óptica de una "masacre" en territorios palestinos. Esto nos permite reafirmar, una vez más, el sentido sectario de los defensores de Palestina, o sea, de una izquierda radical, enfermiza, delirante y cada vez más violenta a la que hay que detener antes de que cometan un nuevo "genocidio", que, como es de esperar, quedará oculto porque así andan las cosas en este mundo.


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