
ALTAMIRA: CUANDO LA UNPACU MARCABA EL PULSO Y EL PARTIDO CORRÍA DETRÁS. Por Yosmany Mayeta Labrada en Facebook.
ALTAMIRA: CUANDO LA UNPACU MARCABA EL PULSO Y EL PARTIDO CORRÍA DETRÁS
Santiago de Cuba, Altamira.
Por Yosmany Mayeta Labrada en Facebook
23 de septiembre de 2025

Foto Yosmany Mayeta Labrada
En los años en que la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) alcanzaba mayor protagonismo en Santiago, el reparto Altamira se convirtió en un escenario simbólico de resistencia ciudadana y, a la vez, de desesperadas maniobras del Partido Comunista para no perder terreno ante la organización opositora.
EL CONTRAPUNTEO EN EL BARRIO
Bajo el mando del entonces Primer Secretario Lázaro Expósito, las autoridades locales improvisaban ferias agropecuarias, ventas especiales de productos escasos, festivales comunitarios y brigadas culturales. Todo con un objetivo evidente: contrarrestar la creciente influencia de la UNPACU, que se ganaba el respeto de vecinos con acciones concretas que el gobierno era incapaz de garantizar.
Mientras la UNPACU repartía alimentos, medicamentos o apoyaba a familias necesitadas, el Partido respondía con operativos relámpagos: plátanos, boniatos y algún que otro pedazo de carne sacado del almacén estatal. La estrategia oficialista era clara: “neutralizar” con espectáculo lo que la oposición lograba con solidaridad real.
UN BARRIO CON VIDA
Durante aquellos años, Altamira hervía de actividad. Las calles eran escenario de un pulso político no declarado: de un lado, una organización ciudadana emergente; del otro, un aparato estatal que, presionado, se veía forzado a dar respuestas. Vecinos recuerdan cómo, de pronto, aparecían camiones de viandas, conciertos repentinos o brigadas de la FMC y los CDR recorriendo los edificios.
EL RECUERDO QUE INCOMODA
Hoy, muchos en Altamira evocan aquella etapa con una mezcla de nostalgia y crítica. “Tenía vida porque había competencia”, comentan algunos. La UNPACU hacía lo que el régimen no: estar cerca de la gente. Y el Partido, acorralado, no tenía otra opción que moverse, inventar, llenar los huecos de su propia ineficiencia.
LA REALIDAD ACTUAL
La UNPACU no ha muerto, pero sí ha minimizado sus acciones tras el encarcelamiento de su líder José Daniel Ferrer, mientras otros dirigentes perseguidos se exiliaron para salvar sus vidas.
El Partido Comunista, en cambio, abandonó Altamira. Las acciones desaparecieron, las ferias se extinguieron y el barrio volvió a la rutina del olvido. La pobreza se multiplica y los problemas crecen a diario, sin que los funcionarios locales muevan un dedo.
Pero en Altamira quedó demostrado algo que el oficialismo no puede esconder: cuando existe presión, se ven obligados a mejorar; cuando hay competencia, se ven obligados a responder.
Mientras la mandamás de turno, Beatriz Johnson, no sienta esa presión ciudadana que en su momento ejerció la UNPACU, Altamira seguirá hundida en la desatención. La historia lo dejó claro: los comunistas solo se mueven cuando el pueblo los arrincona.